En el estado de Kaduna, ubicado en el noroeste de Nigeria, los cristianos son las principales víctimas de la inseguridad y la violencia a raíz de los ataques perpetrados por bandidos que asaltan viviendas, pueblos e iglesias, matando a cristianos y secuestrando a otros para pedir rescate.
La persecución religiosa, las ambiciones territoriales y la limpieza étnica ocupan un lugar central en la violencia intercomunitaria de una región donde las comunidades se han establecido en función de su pertenencia religiosa, según explica el Rev. John Joseph Hayab, director de la Fundación Paz Global para Nigeria.