Intercesiones
Damos gracias por:
- La belleza natural de esta región.
- Las contribuciones culturales y espirituales aportadas por los pueblos indígenas que viven en estos países.
- Los dirigentes de iglesia y otras personas que siguen luchando por la justicia, los derechos humanos y la dignidad, y que trabajan a favor de la reconciliación en estas tierras.
- Quienes han abandonado la violencia y viven en paz con los demás.
Oramos por:
- Los niños y los jóvenes traumatizados por la violencia que huyen a otros países.
- El fin de la violencia de pandillas y el tráfico de drogas.
- Una distribución más justa de la riqueza que permita acceder a una vida digna a los millones de personas que han sido excluidas en estos países.
- Los cristianos, para que tengan el coraje de vivir el Evangelio liberador.
Oraciones
Oración “ Dios de Justicia”
Escucha, oh Dios, el clamor de tu pueblo oprimido.
Es una lucha entre el bien y el mal,
entre la justicia y la injusticia.
Señor, has resplandecer tu luz sobre nosotros
y guíanos con la presencia de tu Espíritu
pues estamos abatidos, mas no vencidos,
atribulados, mas no desesperados.
No es una lucha contra carne ni sangre
sino contra principados,
contra potestades,
contra huestes de maldad en las regiones celestes.
¡Ven, Señor, y libéranos del yugo de opresión
que ha sido puesto sobre nosotros!
Estamos como en un túnel oscuro,
pero sabemos que en tu luz veremos la luz.
No nos abandones en manos de nuestros enemigos;
porque se han juntado contra nosotros
todos aquellos que, buscando egoístamente su propio bien,
actúan de manera violenta, pasando por encima de su prójimo
con el fin de alcanzar sus objetivos.
Por tanto, ellos aborrecen la justicia,
quieren devorarnos, quieren destruirnos,
día y noche maquinan maldad.
¿Qué esperas, Señor, para dejar sentir tu poder?
Ellos confían en el dinero,
en el tráfico de influencia, en el soborno…
Pero nosotros confiamos en ti,
nuestra salvación viene de ti
¡Sean confundidos y avergonzados
los que nuestro mal desean!
Amén.
(Mendelson Dávila Amaya, Nicaragua)
Amado Dios,
yo me ofrezco a ti, permite:
que mi mente piense en ti
y que mis ojos vean la necesidad de otros;
que mis oídos escuchen el clamor del mundo
y que mi voz hable de ti;
que mis manos trabajen para tu reino
y que mis pies caminen por tus sendas;
que mi vida sea usada a tu servicio
y que mi corazón te ame sobre todas las cosas;
que el gozo del señor sea mi fuerza para servirles todos los días de mi vida.
(Culto de abertura de la reunión regional de la Iglesia metodista en América Latina y en el Caribe, 11 de mayo de 2002, Panama)