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“No temas, sino habla y no calles;

porque yo estoy contigo, y nadie pondrá la mano sobre ti para hacerte mal; porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad”.

Hechos 18:9b-10

El Comité Ejecutivo del Consejo Mundial de Iglesias (CMI) expresa su profundo agradecimiento a las iglesias, al pueblo y al Gobierno de Colombia por la oportunidad de reunirse en Bogotá del 6 al 11 de junio de 2024, en este momento crucial en la búsqueda de una paz justa y sostenible en Colombia. El CMI cuenta con una larga trayectoria de apoyo y acompañamiento a su iglesia miembro y sus asociados ecuménicos en Colombia en los esfuerzos por poner fin al conflicto y defender los derechos humanos y la justicia económica y medioambiental en este país. En el enfoque actual del gobierno colombiano sobre la “Paz Total”, vemos muchos aspectos que están en estrecha consonancia con la visión y la comprensión del movimiento ecuménico sobre “Lo que conduce a la paz”.[1]

Entre las múltiples formas en que el CMI busca apoyar y acompañar el proyecto de “Paz Total”, el Comité Ejecutivo acoge con beneplácito y afirma el nombramiento del Dr. Humberto Shikiya como enviado especial del CMI para el proceso de paz en Colombia, con el apoyo del Prof. Fernando Enns y el Rev. Chris Ferguson. Afirmamos y apoyamos el papel que el CMI ha sido invitado a desempeñar en calidad de ‘acompañante permanente’ en la mesa de diálogo de paz entre el gobierno colombiano y el Estado Mayor Central (EMC) de las FARC-EP. Celebramos los progresos alcanzados hasta la fecha por dicho proceso de diálogo, en particular el cese al fuego bilateral vigente desde el 17 de octubre de 2023.

Sin embargo, lamentamos profundamente la suspensión de ese cese al fuego en los departamentos de Nariño, Cauca y Valle del Cauca desde el 17 de marzo de 2024, debido a graves incidentes violentos en esos tres departamentos del Suroccidente, especialmente el asesinato de Carmelina Yule Pavi, líder de la comunidad del pueblo indígena Nasa, del norte del Cauca. Las divisiones que han surgido posteriormente en el seno del EMC FARC-EP y las ofensivas militares lideradas por elementos de las fuerzas públicas en territorios donde, en principio, hay un alto el fuego en vigor, han complicado y fragilizado considerablemente los próximos pasos del proceso de diálogo. Mientras tanto, la labor de la mesa de diálogo de paz con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y otros aspectos del proyecto de “Paz Total” también afrontan dificultades. A pesar de esas dificultades, el reciente inicio del diálogo con la guerrilla de la Segunda Marquetalia lanza una nueva señal de esperanza.

Según muchas contrapartes en Colombia, el diálogo social implementado por el gobierno colombiano se encuentra entre las iniciativas más eficaces hacia la “Paz Total”. Se considera que estos diálogos locales han salvado innumerables vidas al reemplazar la violencia y la represión policiales por el diálogo constructivo y la negociación.

La participación de la sociedad civil en los procesos de paz en Colombia es clave para avanzar en las transformaciones estructurales, y lograr una paz justa y sostenible con justicia social y medioambiental, tanto a nivel territorial como nacional.

Además, hay muchas mujeres, jóvenes, comunidades afrocolombianas e indígenas y dirigentes y/o agentes religiosos que trabajan a nivel comunitario en la construcción de la paz. Puede que su contribución no goce del debido reconocimiento, pero estas personas arriesgan sus vidas y se enfrentan a graves amenazas por su labor en favor de la paz y la justicia.

El Comité Ejecutivo:

Subraya que la violencia no puede traer una paz sostenible a Colombia, ni generar resultados positivos en beneficio de la población civil. En los lugares donde se ha producido la suspensión del alto el fuego se ha experimentado una escalada inmediata de la violencia, aumentando una vez más el sufrimiento de la población y las comunidades de las zonas afectadas. El diálogo es el único medio viable para lograr una paz duradera.

Insta a todos los agentes pertinentes en Colombia —gobierno, fuerzas militares, grupos armados, sociedad civil, iglesias y comunidades religiosas— a aprovechar esta preciosa oportunidad de garantizar una paz justa y sostenible para las generaciones actuales y futuras, en lugar de regresar a la división, la injusticia, la violencia armada y las violaciones de los derechos humanos que han marcado la historia de Colombia durante tantos años. Pedimos a todos los agentes armados que entablen un diálogo para el establecimiento de acuerdos de paz y cesación del fuego duraderos, y que se comprometan a aplicarlos plenamente; y al gobierno, que proporcione la base necesaria para la reintegración de quienes depongan las armas.

Exhorta al gobierno colombiano y a todos los agentes armados de Colombia a respetar el derecho internacional humanitario y los derechos humanos, a fin de garantizar que la población civil esté protegida de la violencia y de los daños derivados del conflicto.

Pide a todos los grupos armados de Colombia que desistan del secuestro y del reclutamiento de menores.

Hace un llamado a todos los miembros de la comunidad internacional para que presten un mayor apoyo moral, político y material a los procesos de paz en Colombia en este momento crucial.

Subraya la necesidad crítica de abordar las causas subyacentes del conflicto, la inestabilidad y la falta de cohesión social en Colombia, sin olvidar los elevadísimos niveles de desigualdad de ingresos, la falta de oportunidades de subsistencia económicamente viables y la arraigada injusticia y discriminación raciales.

Reafirma el compromiso del CMI de trabajar junto con DiPaz (Diálogo Intereclesial por la Paz en Colombia) y las iglesias y la sociedad civil de Colombia hacia el objetivo de la “Paz Total”, lo que incluye abordar las causas fundamentales de la ausencia de una paz sostenible.

Reconoce que el papel del CMI en el acompañamiento internacional de los procesos de paz en Colombia debe incluir el fortalecimiento, apoyo y protección de los agentes comunitarios que defienden la paz, la justicia y los derechos humanos en Colombia.

Invita a todas las iglesias miembros y asociados ecuménicos del CMI a acompañar a las iglesias y al pueblo de Colombia en la oración y la acción por el cumplimiento de sus aspiraciones de paz y justicia sostenibles en su país y en sus comunidades.


 

[1] https://www.oikoumene.org/es/resources/documents/the-things-that-make-for-peace-moving-the-world-to-reconciliation-and-unity