Durante su actual reunión en línea (30 de mayo – 2 de junio), el Comité Ejecutivo del Consejo Mundial de Iglesias fue profundamente perturbado por el secuestro el 29 de mayo del Dr. Samuel Chukwuemeka Kanu Uche, prelado de la Iglesia Metodista de Nigeria, junto con el Rvdmo. Dennis Okechukwu Mark, obispo metodista de la diócesis de Owerri, y el capellán del prelado Rvdmo. Jeremiah Abidemi Shittu, y se sintió muy aliviado al conocer la noticia de la liberación a salvo de los tres, el 31 de mayo.

Ese incidente alarmante es representativo de la escalada de la crisis de delitos de secuestro que se han convertido moneda corriente en todo el país. Se estima que en Nigeria, tan solo en los tres primeros meses de este año fueron asesinadas más de 3.500 personas y muchas más secuestradas por grupos armados. En el mes de marzo, en un asalto particularmente grave al tren de pasajeros que va de Abuja a Kaduna, al menos nueve personas fueron asesinadas y se considera que más de 60 siguen en manos de los atacantes armados.

Además del Dr. Uche y sus compañeros, otros clérigos también fueron víctima de tales secuestros, entre ellos, los sacerdotes católicos romanos padre Stephen Ojapa y padre Oliver Okpara que sirven en la diócesis católica romana de Sokoto; ambos fueron secuestrados el 25 de mayo en un ataque armado de su residencia en el estado de Katsina. Sin olvidar al padre Joseph Aketeh de la archidiócesis de Kaduna, secuestrado en marzo, que murió a manos de sus secuestradores tras más de un mes de cautiverio. El CMI ha recibido informes sobre muchos otros clérigos y cristianos que fueron secuestrados y permanecen en cautiverio, mientras que el gobierno hace pocos esfuerzos o ninguno para rescatar a las víctimas.

Preocupan profundamente a la comunidad ecuménica mundial de iglesias los efectos de las actividades de los autores de delitos criminales de secuestro que llevan más de una década cometiendo esos delitos y otros crímenes atroces en Nigeria, y entre cuyas víctimas principales figuran clérigos e iglesias.

Si bien recibimos con gran alegría la noticia de la liberación del prelado y sus compañeros, ese resultado se obtuvo mediando el pago de una enorme suma de rescate. En este momento, pensamos particularmente en las víctimas cuyas familias no pueden permitirse pagar ingentes sumas como esa para el regreso de sus seres queridos.

El Comité Ejecutivo:

Condena esos asesinatos y secuestros con fines criminales u otros, y llama al gobierno y las autoridades de Nigeria a garantizar que los perpetradores de tales delitos criminales rindan cuentas.

Llama a las autoridades nigerianas a hacer todo lo que esté en su poder para rescatar a quienes siguen mantenidos en cautiverio, a poner fin a los secuestros y asesinatos, así como a garantizar una seguridad adecuada para la vida y las propiedades de todos los nigerianos a fin de que puedan vivir en seguridad y dignidad, y sin miedo.

Reza por la liberación a salvo de todos aquellos que permanecen en cautiverio y por el consuelo de los miembros afligidos de la familia y la comunidad.

Expresa solidaridad cristiana con las iglesias y la gente de Nigeria en su búsqueda de un futuro de seguridad y dignidad para sus comunidades amenazadas por esos crímenes atroces.