La presidente del Consejo Mundial de Iglesias (CMI) para la región de Asia, la Rev. Sang Chang, ha recordado a los cristianos que deben entender alabar al Dios de vida y proteger las vidas humanas que Él ha creado como una misma cosa.
En una entrevista con la directora de comunicaciones del CMI, Marianne Ejdersten, la Dra. Chang habló de la necesidad de que las iglesias cumplan las medidas de distanciamiento social de los gobiernos y las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en la lucha contra el nuevo coronavirus COVID-19.
De conformidad con su responsabilidad social, los cristianos coreanos oran y celebran el culto desde sus domicilios. Las visitas pastorales se llevan a cabo por vía telefónica. Los bancos de alimentos gestionados por iglesias han suspendido sus actividades o han empezado a ofrecer nuevos servicios, tales como el reparto de alimentos en los hogares, cuenta la Dra. Chang.
Corea del Sur fue uno de los primeros países fuera de China en mostrar signos de prevalencia de casos del COVID-19, después de que se registraran los primeros casos a finales de 2019. Aunque también fue uno de los primeros países en dar muestras de una contención efectiva de la enfermedad. A 6 de abril, Corea del Sur había registrado 10 284 casos y 186 fallecimientos. Corea del Norte no había informado sobre ningún caso de COVID-19.
En esa misma fecha, había en el mundo casi 1,3 millones de casos confirmados y se habían registrado 70 000 fallecimientos a causa de la enfermedad.
La protección de los fieles y de los ciudadanos
“Para proteger a los fieles y a los ciudadanos, muchas iglesias, especialmente las megaiglesias, han empezado a emitir los servicios en línea. El uso de mascarillas y desinfectantes de manos, así como la aplicación del distanciamiento social, se han normalizado en la mayoría de iglesias”, cuenta Chang.
Nacida en Corea del Norte, Chang vive en Corea del Sur. Explica que muchos cristianos coreanos van a la iglesia tres veces por semana, y algunos van cada día para las oraciones matutinas, y destaca que ni siquiera durante la guerra de Corea se interrumpieron los servicios de culto en las iglesias.
“Debemos entender que alabar al Dios de vida y proteger las vidas humanas que Él ha creado son la misma cosa. Las iglesias deben asumir su responsabilidad social y participar plenamente en las medidas preventivas impuestas por los gobiernos. No obstante, también conviene que los gobiernos se cuiden de crear cualquier indicio de opresión”, advirtió.
La Rev. Chang recordó que en 2020 se conmemora el septuagésimo aniversario del inicio de la guerra de Corea y el lanzamiento de la campaña mundial de oración del CMI, “We Pray, Peace Now, End the War” (Oramos: paz ahora, fin a la guerra).
“Esta campaña es crucial en nuestro viaje ecuménico de la peregrinación de justicia y paz”, declaró Chang.
Un final formal a la guerra de Corea
“Todos los cristianos están invitados a unirse en oración por un final formal de la guerra de Corea y la sustitución del Acuerdo de Armisticio por un tratado de paz permanente. Espero que la campaña de oración contribuya a la persecución del sueño de la reunificación y nos permita dejar atrás las actuales políticas hostiles”, afirmó.
Chang explicó que, en la actualidad, el diálogo político entre las dos Coreas está paralizado.
“Por ello, creo que la oración solidaria de los cristianos del mundo es importante para la paz en la península de Corea... la oración es el punto de partida en la búsqueda de sanación, reconciliación y reunificación en la península de Corea”.
Destacó que esa paz no sería solo para los coreanos: “La paz mundial estará más cerca si se logra la paz en Corea”.
La Rev. Chang durante su intervención en la celebración del 70º aniversario del Consejo Mundial de Iglesias, el 17 de junio de 2018, en la reunión del Comité Central del CMI, en la que participaron delegaciones de Corea del Norte y de Corea del Sur. Fotografía: Albin Hillert/CMI
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Las iglesias coreanas se adaptan a la crisis del COVID-19 sin dejar de orar por la reunificación
La Rev. Sang Chang es la presidente del Consejo Mundial de Iglesias para la región de Asia
¿Cómo se han adaptado las iglesias al brote de coronavirus?
Dra. Chang: Muchos cristianos coreanos van a la iglesia tres veces por semana, algunos, todos los días, para las oraciones matutinas; un rasgo espiritual propio de las iglesias coreanas. Ni siquiera durante la guerra de Corea se interrumpieron los servicios de culto en las iglesias coreanas. Pero ahora, la pandemia del COVID-19, ha obligado a las iglesias de Corea a anular las oraciones matutinas y los servicios de culto. En las últimas semanas, muchas de ellas se han adaptado rápidamente a las modalidades en línea o al culto familiar. Las iglesias coreanas hacen todo lo pueden para cumplir las normas de prevención establecidas por el gobierno. Dos tercios de los más de 10 000 casos confirmados hasta la fecha en Corea están relacionados con el grupo pseudoeclesial Shincheonji. Para proteger a los fieles y a los ciudadanos, muchas iglesias, especialmente las megaiglesias, han comenzado a emitir en continuo los cultos a través de Internet. El uso de mascarillas y desinfectante de manos, así como la aplicación del distanciamiento social, se han normalizado en la mayoría de iglesias. La mayoría de actividades eclesiales, a excepción del culto dominical, han sido suspendidas o anuladas.
Debemos entender que es lo mismo alabar al Dios de vida y proteger las vidas humanas que Él ha creado. Las iglesias deben asumir su responsabilidad social y participar plenamente en las medidas preventivas impuestas por los gobiernos. No obstante, también conviene que los gobiernos se cuiden de crear cualquier indicio de opresión. Las iglesias coreanas han soportado muchos periodos de persecución y martirio en sus ciento treinta años de historia, en particular, durante la ocupación japonesa y la Guerra de Corea. Esa historia es motivo de orgullo para la iglesia coreana, por lo que cualquier atisbo de una postura opresiva por parte del gobierno, sin duda, crearía malestar entre los cristianos coreanos.
¿De qué manera pueden servir las iglesias coreanas como ejemplo?
Dra. Chang: De conformidad con su responsabilidad social, los cristianos coreanos oran y celebran el culto desde sus domicilios. Las visitas pastorales se llevan a cabo por vía telefónica. Los bancos de alimentos gestionados por iglesias han suspendido sus actividades o han empezado a ofrecer nuevos servicios, tales como el reparto a domicilio de alimentos. Además, hay muchas pequeñas iglesias, de un centenar de miembros, o menos, que afrontan dificultades financieras. Muchas de ellas carecen de los equipos y los conocimientos necesarios para ofrecer servicios de culto en línea. Las iglesias más grandes les brindan su ayuda, al igual que los cristianos de Macedonia y Acaya ayudaron a los necesitados en la iglesia de Jerusalén (Romanos 15:26) “(...) si un miembro padece, todos los miembros se conduelen con él”, (1 Corintios 12:26). Debido al estancamiento económico y al COVID-19, muchos pequeños empresarios sufren la crisis. Las donaciones de caridad de las iglesias pueden ayudarlos.
¿Es eficaz la oración para lograr la paz en Corea?
Dra. Chang: Dios es el Señor de la historia. Nos comunicamos con él a través de la oración, pidiéndole Su intercesión. La oración es más que una forma eficaz de contribuir a la paz en Corea, pues a través de ella, buscamos el perdón de los propios pecados, y pedimos a Dios que nos ayude y que perdone a los demás. La oración es el punto de partida en la búsqueda de sanación, reconciliación y reunificación en la península de Corea. La oración nos une bajo nuestra condición de hijos de Dios en estos tiempos de incertidumbre. Vimos esa maravillosa unidad a través de la oración cuando el papa Francisco convocó a los cristianos del mundo y a las personas de buena voluntad a unirse para orar el Padre Nuestro, el 25 de marzo a las 11.00 horas. Estamos llamados a ser agentes de la paz, la paz es un don de Dios.
Después de setenta años desde que se iniciara la guerra ¿ha servido para algo la oración mundial por la paz en la península de Corea?
Dra. Chang: Cada año, el domingo anterior al 15 de agosto, los cristianos son invitados a unirse a una oración por la paz y la reunificación de la península de Corea, que preparan conjuntamente el Consejo Nacional de Iglesias de Corea del Sur y la Federación Cristiana Coreana de Corea del Norte. La oración es la expresión ecuménica de un compromiso de larga data con la paz en la península de Corea.
En 2020 se conmemora el septuagésimo aniversario del inicio de la guerra de Corea. El Consejo Mundial de Iglesias ha lanzado la campaña mundial de oración “We pray, Peace Now, End the War” (Oramos: paz ahora, fin a la guerra). Esta campaña es crucial en nuestro viaje ecuménico de la peregrinación de justicia y paz. Las iglesias del mundo entero invitan a los cristianos a profundizar su relación con Dios y con los demás, unidos en oración, testimonio y servicio por la justicia y la paz. Todos los cristianos están invitados a unirse en oración por un final formal a la guerra de Corea y la sustitución del Acuerdo de Armisticio por un tratado de paz permanente. Espero que la campaña de oración contribuya a la persecución del sueño de la reunificación y nos permita dejar atrás la actual situación de hostilidad.
En este momento el diálogo político entre las dos coreas está considerablemente paralizado. Por ello, creo que la oración solidaria de los cristianos del mundo es importante para la paz en la península de Corea.
Al mirar atrás, cuando estalló la guerra de Corea en 1950, agradecemos la ayuda brindada por muchos países, no solo en lo militar, sino también a través de la oración. Han pasado setenta años, pero la verdadera paz no ha llegado a Corea. No obstante, estoy convencida de que Dios estará a nuestro lado e impulsará nuestra labor si los cristianos del mundo oran unidos por una reunificación pacífica. El movimiento de oración mundial es una forma de unidad por la paz y un movimiento internacional por la paz. La paz en la península de Corea no es una paz solo para los coreanos, la paz mundial estará más cerca si se logra la paz en Corea.
¿Qué aprendizajes ha extraído de su participación en los intercambios oficiales entre los cristianos de las dos Coreas desde que estos se iniciaran?
Dra. Chang: Mi participación en el proceso de paz de la península de Corea ha sido una montaña rusa de esperanzas y decepciones. Incluso en situaciones de extrema desesperación, siempre hay algo que celebrar en los pasos que se van dando hacia la paz. La lección más práctica la aprendí en el Foro Ecuménico sobre la península de Corea: la paz es un proceso, no un resultado.
El Norte está cambiando. En el lapso de tiempo transcurrido entre mis tres visitas a Corea del Norte (en 2000, 2015 y 2018), observé avances impresionantes en el crecimiento económico y en la educación científica. En mi opinión, hacen todo lo que pueden para ser aceptados por la comunidad internacional, sin por ello perder su identidad.
Al igual que los norcoreanos se esfuerzan en cambiar, nosotros debemos esforzarnos en entenderlos mejor. El diálogo y el intercambio entre las dos Coreas debe continuar. Después de más de medio siglo de división y conflicto, no podemos esperar una salida fácil. El proceso requiere paciencia, y la confianza mutua debe forjarse de forma gradual. Los intercambios entre ciudadanos y la creación de conciencia comunitaria son tan importantes como los diálogos oficiales entre los dirigentes políticos de ambos países. Los líderes de las iglesias de ambas Coreas deben prestar mayor atención a este aspecto.
¿De qué manera ha afectado a su percepción el hecho de haber nacido en Corea del Norte?
Dra. Chang: El lugar donde uno nace es donde tiene sus raíces. Como nací y crecí allí, mi tierra natal nunca será extraña para mí, aunque su ideología y su sistema social hayan cambiado con el paso del tiempo. Cada vez que visito el norte, tomo consciencia de cuánto tenemos en común, “nosotros”, el pueblo de la península de Corea: idioma, historia y cultura. Mi sueño, el objetivo de mi vida, es que el norte y el sur de Corea se unan y convivan en paz. Así, que oro por que llegue el día en que todos podamos llamar juntos al “Padre Nuestro que estás en el cielo”.
¿Qué debe pedir la comunidad mundial para Corea, a la vista de los desafíos sin precedentes que afronta el mundo?
Dra. Chang: La reunificación es un proceso largo. Ahora mismo el camino hacia la reunificación está cubierto por la niebla. Pero si confiamos en Dios, el Señor de la historia, y tenemos fe y visualizamos que escucha nuestras oraciones, recorremos el camino de peregrinación hacia la reunificación. En la X Asamblea General de 2013, el CMI declaró su apoyo a la paz y a la reunificación de la península de Corea. Las dirigentes coreanas que asistieron se unieron para formar un grupo de oración y peregrinación en 2015. El grupo de peregrinación y oración de asociados por la paz y la reunificación (PPP por sus siglas en inglés) se ha reunido dos veces al mes durante los últimos cinco años, por lo que ya ha celebrado más de un centenar de reuniones de oración. La oración por la reunificación es una oración de peregrinación, que mira hacia el futuro y se prepara para el proceso de reunificación.
Creo que la comunidad mundial de oración es también una forma de peregrinación y oración en grupo. Agradezco a los cristianos de todo el mundo que, como San Simón de Cirene, recorren con nosotros el camino de la peregrinación y la oración.
Ahora, nuestra oración más urgente debe ser por la cooperación mundial para superar la pandemia del coronavirus, más allá de cualquier diferencia o desacuerdo. Debemos dedicar nuestras oraciones a las iglesias alrededor del mundo que trabajan con los gobiernos en su lucha para evitar la propagación del COVID-19, y que prestan especial atención a los pobres y a las personas marginadas que se enfrentan a la pandemia. Y, por supuesto, debemos recordar a Corea del Norte en nuestras oraciones.
Para terminar, me gustaría expresar mi gratitud por el servicio desinteresado del personal médico y sanitario de Corea, que hace un trabajo increíble para protegernos aquí en Corea del Sur y para infundir esperanza al mundo.
Más información sobre la campaña de oración mundial por la península de Corea