La conversación se centró en algunos temas críticos: la unificación pacífica de la península de Corea, la justicia climática y el desarrollo sostenible, la ayuda humanitaria a Corea del Norte y las sanciones impuestas contra esta.
El compromiso con la unificación pacífica
Pillay planteó la posibilidad de que la relajación de ciertas sanciones –el mayor peso de las cuales recae sobre la población norcoreana– contribuya a mejorar las relaciones en la península coreana. Además, subrayó la necesidad de que la ayuda humanitaria llegue a la población norcoreana, especialmente a la vista del actual brote de una cepa de tuberculosis resistente a los medicamentos. Si bien la idea de llevar la ayuda humanitaria a Corea del Norte tuvo buena acogida, se expresó la necesidad de que las iglesias garantizaran que dicha ayuda sería distribuida de forma equitativa entre los más necesitados.
También se mencionó la labor de sensibilización en favor de la reunificación de la península de Corea que el CMI viene haciendo desde hace tiempo. Pillay reafirmó la misión de la iglesia en la promoción de la paz y la reconciliación, destacando el papel del CMI en la facilitación del diálogo y las resoluciones pacíficas en su trabajo con el NCCK y el pueblo coreano, tanto en el Sur como en el Norte, desde hace varias décadas.
Visión compartida de la justicia climática
La conversación también se centró en la justicia climática, concretamente, en el programa del CMI “Planeta vivo” planteado por la 11ª Asamblea del CMI en Karlsruhe en 2022; y en la participación activa de Corea del Sur en la próxima Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 29), que se celebrará en Bakú en noviembre de este año. Se debatió sobre el liderazgo del CMI a la hora de hacer frente a los desafíos climáticos y medioambientales, así como las iniciativas en curso de Corea del Sur para la transición hacia una energía libre de carbono y la reducción del consumo de plástico.
Pillay sugirió que la acción por el clima podría servir de potencial plataforma para consolidar la paz entre Corea del Norte y Corea del Sur, dado el interés compartido por la sostenibilidad medioambiental, y la posibilidad de que este enfoque ofrezca nuevas vías de cooperación y diálogo.
Mejorar la comunicación
Pillay expresó su profunda gratitud al primer ministro por el compromiso del gobierno surcoreano tanto con la paz como con la justicia climática. Reiteró el compromiso del CMI de trabajar junto con el NCCK y el Foro Ecuménico para Corea a fin de explorar vías hacia la paz y avanzar en la posibilidad de una reunificación pacífica en la península coreana. Afirmó que, aunque puedan surgir dificultades políticas en el proceso de reunificación, no deja de ser una obligación y una responsabilidad de la iglesia trabajar por la reconciliación y la sanación de todas las personas y de la creación, pues tal es el imperativo evangélico que complace a Dios.
La reunión concluyó con el compromiso mutuo de proseguir la colaboración en los ámbitos clave de la paz, la unificación y la justicia climática.