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“Nuestras oraciones están con todos aquellos que han perdido a seres queridos, entre ellos familiares y amigos”, dijo Pillay. “Recordamos también a todas las personas que participan en las labores de respuesta y recuperación, tanto de forma inmediata como a largo plazo”.

Han muerto al menos 150 personas, y los informes de las autoridades indican que es probable que el número de víctimas siga aumentando. Cientos de personas más han resultado heridas. Los equipos de rescate siguen buscando entre los escombros y evaluando los daños, y los grupos de ayuda han informado de que los cortes de comunicaciones y los daños en las carreteras están menoscabando su capacidad para llegar hasta la población afectada.

El seísmo, que se ha producido a lo largo de la falla de Sagaing, ha sido el mayor que ha sacudido Myanmar en más de un siglo.

“Estamos especialmente apenados y preocupados por la población de Myanmar, que ya es vulnerable debido al conflicto prolongado en el país”, declaró Pillay. La última vez que un seísmo de tal magnitud sacudió tierra firme fue el terremoto de Turquía de 2023, en el que murieron 50 000 personas.

“Insto a las iglesias y a los organismos especializados de la familia ecuménica a que dediquen todas las oraciones que puedan y todos los medios posibles de apoyo a la asistencia humanitaria”, dijo Pillay.

Terremoto en Myanmar y sus efectos en Tailandia - Actualización de la Conferencia Cristiana de Asia(en inglés)