La Organización Mundial de la Salud declaró el 14 de agosto la mpox como una emergencia de salud pública internacional. La cepa actual se transmite por contacto físico directo, incluso sin que haya contacto íntimo.
En la mayoría de las personas, la infección causa una enfermedad relativamente leve caracterizada por fiebre, dolores de cabeza, erupciones cutáneas y ampollas en la piel. Pero en las personas con sistemas inmunitarios debilitados, los consecuencias pueden ser más serias y causar una grave enfermedad con lesiones cutáneas severas y otros problemas que pueden llevar a la muerte. Se estima que cuatro de cada cien personas que han contraído la nueva cepa de mpox manifiestan síntomas graves.
El secretario general del CMI, el Rev. Prof. Dr. Jerry Pillay, dijo que esta emergencia sanitaria pública requiere que el mundo trabaje al unísono, colabore estrechamente, haga prueba de determinación e invierta para superar esta crisis emergente.
“Las vacunas son uno de los componentes de la estrategia”, afirmó Pillay. “Los países del Norte Gobal disponen de reservas nacionales, probablemente tienen millones de dosis que podrían distribuir a los más necesitados”.
El brote de mpox solo puede frenarse mediante el espectro completo de una buena respuesta sanitaria pública, observó Pillay.
El secretario general del CMI instó a las iglesias y las comunidades religiosas a “informarse y difundir información fiable sobre el brote, así como a trabajar juntas contra la desinformación”, añadiendo que las iglesias también pueden educar “a las comunidades en cuanto se refiere a la prevención de la transmisión” y “evitar la estigmatización de las personas afectadas”.
Además, las iglesias pueden prestar asistencia y apoyo espiritual y psicosocial a la población afectada por el mpox, indicó Pillay.
Por otra parte, pueden abogar a favor de que “los países del Norte Global distribuyan vacunas de sus reservas para que se utilicen en las regiones más afectadas”, así como a favor de “sistemas sanitarios eficaces que presten servicios de salud universales”.
Pillay concluyó exhortando a compartir las cargas comunes del mundo para que las dificultades sean más llevaderas y fáciles de superar. “Apoyándonos unos a otros, defendemos la humanidad y toda la creación”, declaró.
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