El llamado señala que la pérdida de biodiversidad, provocada por la acción humana y exacerbada por los efectos del cambio climático, ha alcanzado dimensiones alarmantes.
“Somos conscientes de la urgente necesidad de actuar ante la crisis climática que está destrozando nuestros ecosistemas”, declara el llamado. “Creemos que para promover relaciones justas es necesario entablar un diálogo ético y constructivo entre las ciencias naturales, sociales y teológicas, así como con los conocimientos y saberes tradicionales”.
Los gobiernos deben tener como prioridad absoluta la protección de la biodiversidad, exhorta el texto.
“Limitar el calentamiento global a 1,5 °C es fundamental, ya que el cambio climático no es únicamente una de las principales causas de la pérdida de biodiversidad, sino que también agrava esta crisis”, prosigue el texto. “Para lograr este objetivo, es necesario eliminar de manera justa y equitativa el uso de combustibles fósiles, pues son una de las principales fuentes de emisión de gases de efecto invernadero”.
El llamado también insta a una transición hacia fuentes de energía renovables y sostenibles.
“Asimismo, la movilización de los recursos necesarios para hacer frente a las crisis climática y ambiental exige liderazgo político y acción política, especialmente de los países desarrollados”, añade el llamado.
“Por último, como Iglesias y organizaciones religiosas, promovemos los objetivos del Convenio sobre la Diversidad Biológica y pedimos una reestructuración urgente de las relaciones de poder, el reconocimiento de los derechos de la naturaleza y la transformación del actual modelo económico extractivista que ha contribuido a la degradación de la biodiversidad y ha agravado todavía más la crisis climática”.