Una delegación ecuménica organizada por el Consejo Mundial de Iglesias (CMI) visitó Indonesia del 15 al 22 de febrero. La visita incluyó las provincias de Papúa y Papúa Occidental, lugares en los que se destacó el aumento de la violencia y la discriminación contra los pueblos indígenas papúes en una declaración conjunta de cinco titulares de mandatos en materia de derechos humanos de las Naciones Unidas.
El propósito de la visita de la delegación ecuménica fue expresar solidaridad y alentar a las iglesias miembros y las organizaciones relacionadas en sus esfuerzos por la justicia y la paz en Indonesia. Organizada como parte de la peregrinación de justicia y paz del CMI, la visita se centró en las cuestiones relacionadas con la libertad religiosa y la armonía interreligiosa en Indonesia, así como en la situación de los derechos humanos en Papúa. La delegación fue recibida por la Comunión de Iglesias de Indonesia (PGI) y la Iglesia Cristiana Evangélica en Tanah Papua (GKI-TP).
Los miembros de la delegación visitaron las iglesias y a sus interlocutores de la comunidad musulmana en Surabaya, donde tuvieron lugar atentados suicidas en mayo de 2018, y celebraron la extraordinaria solidaridad intercomunitaria e interreligiosa de la que fueron testigos en este contexto. No obstante, en una reunión con el Ministro de Asuntos Religiosos Lukman Hakim Saifuddin, los miembros de la delegación también expresaron su preocupación en relación con el elevado número de procesos penales relacionados con la ley sobre la blasfemia en Indonesia, así como con las maneras en las que la ley sobre la armonía religiosa de 2006 se utiliza para marginar a las minorías religiosas.
Durante su visita a las provincias de Papúa y Papúa Occidental, los miembros de la delegación se reunieron con líderes de las iglesias locales, víctimas de violaciones de los derechos humanos y de conflictos, líderes tradicionales, gobernantes de ambas provincias y otros representantes gubernamentales locales, y autoridades militares y policiales indonesias en Jayapura, Manokwari, Merauke y Wamena. "El acceso a la región de Papúa se ha visto gravemente restringido en el pasado", afirmó el director de Asuntos Internacionales del CMI, Peter Prove. "Agradecemos enormemente el hecho de que las autoridades indonesias hayan permitido que tenga lugar la visita de nuestra delegación, y esperamos que este sea el comienzo de una mayor apertura y un mayor acceso para otros a este territorio y a sus pueblos".
A pesar de esto, los miembros de la delegación se sintieron alarmados al oír hablar a casi todos los papúes con los que se reunieron de la gravedad de los problemas a los que se siguen enfrentando. El Dr. Jochen Motte, Secretario General Adjunto de la Misión Evangélica Unida, afirmó que "como persona que tuvo la oportunidad de formar parte de la visita del equipo del CMI en 1999, me entristece constatar que las cuestiones que se mencionaron en el informe en aquel momento permanecen prácticamente en el mismo estado en el que se encontraban en ese momento, y que el estatuto de autonomía especial...no ha logrado cumplir con las expectativas de los pueblos de Papúa ni poner fin a la discriminación y a las violaciones de los derechos humanos". La Ley Especial de Autonomía se promulgó en 2001 como base para que los papúes desempeñasen un papel en la determinación de su propio desarrollo político, social, cultural y económico dentro de la República de Indonesia, pero casi todos los papúes con los que se reunieron los miembros de la delegación consideran esta ley un fracaso, y sus elementos más importantes no se han aplicado.
A la delegación le preocupó saber que, debido a los cambios demográficos y migratorios, los pueblos indígenas papúes ahora son una minoría en su propio territorio. La usurpación de tierras, la degradación medioambiental y la destrucción en aumento de los recursos forestales y fluviales en los que se basan tradicionalmente los medios de subsistencia de los pueblos papúes son algunos de los problemas que se le reiteraron a la delegación. Según las contrapartes papúes, el modelo de desarrollo que prevalece en el territorio es "para otros, no para nosotros". En efecto, la Dra. Emily Welty, vicemoderadora de la Comisión de las Iglesias para Asuntos Internacionales, constató que "los pueblos papúes parecen ser marginados y excluidos sistemáticamente de todas las áreas de la vida".
En Wamena y Jayapura, los miembros de la delegación se reunieron con personas desplazadas internas que habían huido del conflicto y de las operaciones militares y policiales de Indonesia en la región de Nduga tras un incidente que tuvo lugar el 2 de diciembre de 2018 en el que, según la información recibida, murieron 21 trabajadores de la construcción de carreteras a manos de un grupo armado. El número total de personas desplazadas internas se desconoce, pero se piensa que muchos siguen refugiados en la selva sin ninguna ayuda. El obispo Abednego Keshomshahara, de la Iglesia Evangélica Luterana de Tanzania, afirmó que "fue doloroso ver a tantos niños víctimas de esta violencia que temen volver a sus hogares debido a la presencia de grupos militares y policiales que son precisamente los que deberían estar protegiéndolos en sus pueblos y escuelas".
Durante la visita a Papúa, la delegación recibió un llamado conjunto de los líderes de cuatro iglesias en Papúa (GKI-TP, KINGMI en Tanah Papua, Iglesia Evangélica en Tanah Papua (GIDI) y Comunión de Iglesias Bautistas de Papúa) solicitando apoyo ecuménico internacional para un diálogo político exhaustivo con miras a la resolución de la situación en Papúa. "Es evidente que el diálogo sin condiciones previas es la única solución para la situación existente en Papúa", afirmó el Rev. Bhagwan, secretario general de la Conferencia de Iglesias del Pacífico.