El primer evento, “Más allá de las pérdidas materiales: Análisis de los impactos no económicos del cambio climático a través de perspectivas basadas en la fe”, contó con los panelistas Ramón Pichs, vicepresidente del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés); el hermano Rodrigo Péret de Franciscans International; y Candice Dangilan, representante joven de Filipinas.
Pichs destacó la necesidad de incorporar las pérdidas no económicas a las evaluaciones climáticas a nivel mundial: “El IPCC reconoce la importancia de abordar estos impactos, que incluyen las dimensiones culturales y espirituales que con frecuencia se pasan por alto en los marcos políticos”.
El hermano Péret puso de relieve los cambios sistémicos que son necesarios para alcanzar una justicia climática satisfactoria: “Las organizaciones religiosas y los movimientos comunitarios deben cuestionar los sistemas actuales que llevan a la degradación del medio ambiente. Necesitamos soluciones que respeten el valor intrínseco de la naturaleza y la humanidad por encima de las mediciones económicas”.
El segundo evento, “Análisis de los impactos no económicos del cambio climático: percepciones basadas en la fe sobre las pérdidas y los daños”, contó con el arzobispo Julio Murray de la Iglesia Anglicana de la Región Central de América; Maru Micah Maua de la Iglesia Evangélica Luterana Keniana; Wara Iris Gondori, dirigente indígena de la comunidad aimara de Bolivia; la hermana Jayanti Kirpalani de Brahma Kumaris; y Stephanie Stevens de Vanuatu.
Stevens describió las pérdidas irreemplazables de su comunidad: “El aumento del nivel del mar no sólo erosiona nuestra tierra, está quitándonos nuestros lugares de sepultura, nuestros espacios comunitarios y nuestras historias. Estas pérdidas no se pueden medir en términos monetarios”.
El arzobispo Murray subrayó el papel de las comunidades religiosas al apoyar a las poblaciones afectadas: “Las organizaciones religiosas abordan las pérdidas de las que son testigos y que otros pasan por alto: la pérdida de identidad, de esperanza, de conexión. Estos impactos requieren una respuesta que priorice la dignidad humana y la resiliencia comunitaria”.
En ambos eventos paralelos se pidió a los negociadores de la COP29 que incluyan formalmente las pérdidas no económicas dentro de las políticas climáticas a nivel mundial, tales como el Mecanismo Internacional de Varsovia para las Pérdidas y los Daños. Los oradores alentaron una participación más significativa de las comunidades religiosas, los dirigentes indígenas y los jóvenes en la formulación de esas políticas con el fin de garantizar que se reconocen plenamente los impactos centrados en las personas.
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En la COP29, los líderes religiosos piden “la regeneración y renovación del planeta que es nuestro único hogar” (comunicado de prensa del CMI del 13 de noviembre de 2024)
Más allá de las cifras: en un evento paralelo de la COP29 se aboga por una financiación climática impulsada por la justicia (comunicado de prensa del CMI del 12 de noviembre de 2024, en inglés)