“Hasta ahora, la ciudad de Puerto Sudán ha servido de refugio a civiles desplazados y de importante centro de operaciones humanitarias y relaciones diplomáticas”, reza la declaración. “Los ataques deliberados con drones contra infraestructuras clave —incluida la base aérea de Osman Digna, el aeropuerto, el puerto marítimo, depósitos de combustible y zonas civiles— durante los últimos cuatro días ha hecho añicos la relativa seguridad que había ofrecido la ciudad”.
Los ataques han provocado una ola de miedo, destrucción y desplazamientos, agravando aún más el sufrimiento de una población ya devastada por más de dos años de brutal conflicto.
“Denunciamos estas acciones como graves violaciones del derecho internacional humanitario”, se afirma en la declaración. “Los ataques contra infraestructuras civiles y espacios de refugio constituyen crímenes de guerra”.
La declaración exhorta a la comunidad internacional, la Unión Africana, la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo y el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas a intervenir con determinación para poner fin a estos ataques y exigir responsabilidades a los culpables.
“Reiteramos nuestro llamado a todas las partes del conflicto en Sudán a cesar inmediatamente las hostilidades, garantizar la protección de la población civil, y volver al diálogo y la resolución pacífica del conflicto con buena fe”, dice la declaración. “Como iglesias y actores religiosos anclados en los valores de justicia, paz y dignidad, nos mantenemos firmes en nuestra solidaridad con el pueblo de Sudán”.
Declaración ecuménica conjunta sobre los ataques en Puerto Sudán, 8 de mayo de 2025 (en inglés)