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Intercultural Theology course
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El curso, impartido en francés, fue organizado en colaboración con la Oficina Protestante de Formación de Neuchatel, el Departamento Misionero (DM) de Lausana, el servicio misionero Défap de París, la Comunidad de Iglesias en Misión (CEVAA) de Montpellier, la red ginebrina Dar Testimonio Juntos, así como con las universidades protestantes de París y Montpellier. Fue el resultado de un esfuerzo conjunto de las iglesias francesas y suizas miembros del CMI y de varias organizaciones que se ocupan de cuestiones relacionadas con la formación en el ámbito de la teología intercultural y contextual.

El Rev. Dr. Benjamin Simon, director de la Comisión de Educación y Formación Ecuménica del CMI y decano del Instituto Ecuménico de Bossey, felicitó a los graduados. 

“Han compartido sus experiencias sobre diversos temas teológicos desde una perspectiva intercultural, aprendiendo al mismo tiempo los unos de los otros”, dijo. 

Simon informó de que próximamente el programa se ampliará y se convertirá en un curso acreditado de un año de duración que empezará en octubre. “Esta iniciativa y el reconocimiento de la necesidad de ofrecer un curso de Teología Intercultural cuenta con un amplio apoyo”, afirmó.

Una de las diplomadas, Florence Löliger, es la decana de la Iglesia Evangélica Reformada del cantón de Vaud (EERV) y trabaja en la parroquia de Aubonne.

“Me ha gustado mucho que hubiera dos interlocutores cada vez, un hombre y una mujer, del hemisferio sur o norte, a la hora de abordar el tema de la interculturalidad en relación con la sanación”, observó.

Löliger citó varios temas que seguirá explorando, incluido el hecho de trabajar en un mundo donde las poblaciones se entremezclan mucho desde el punto de vista cultural, sea debido a la migración, la globalización o los nuevos medios de comunicación. “Todo ello crea una gran mezcla de población y esta es la realidad a la que nos enfrentamos”, dijo. “Ahora se trata de cómo voy a integrar todo esto en mi ministerio, en la vida parroquial, por ejemplo, acogiendo a los migrantes, pasando tiempo juntos, con personas de diversas edades, distintas poblaciones, y mediante una apertura al diálogo, a las diferencias”.

En última instancia, se trata de escucharnos de verdad los unos a los otros, añadió Löliger. 

Otro graduado, Nehemiah Ndofula Lumeta, de Bienne, explicó que la interculturalidad, pese a su actualidad, no se practica lo suficiente. “No obstante, deberíamos abordar las cosas desde este prisma, y la iglesia también debería integrar o ver algunas cosas que no tenemos en cuenta”. 

Para Lumeta, esta fue la primera vez que asistió a una clase de Teología. “Curiosamente, sabemos que existe una cultura, o diferentes culturas, o choques culturales, pero no prestamos atención”, indicó. “Creo que es un buen descubrimiento que puede ayudarme a integrar algunas ideas en la vida de la iglesia, si procede, con la ayuda del Señor”. 

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