Por Annegret Kapp (*)

Los viernes, el complejo de edificios de la iglesia de la Santísima Trinidad de Dubai suele estar abarrotado de fieles desde la mañana temprano hasta el atardecer. Unos 10.000 - 11.000 miembros de más de 120 congregaciones y grupos cristianos diferentes vienen aquí el día de descanso semanal en los Emiratos.

Los servicios que se desarrollan en más de una docena de idiomas - incluyendo el inglés y el árabe, aunque la mayoría de ellos del Sur de Asia, como urdu, tagalo, tamil o malayam - llenan desde las 6 de la mañana hasta las 11 de la noche, no sólo la iglesia principal, sino también otras 25 salas construidas en torno al patio central adornado con una cruz de Canterbury.

Es posible que la idea de una vibrante vida eclesial no sea lo primero que venga a la mente cuando se piense en la región del Golfo, que es principalmente musulmana. Pero de alguna forma, los 3-4 millones de cristianos de la región, casi todos llegados de todo el mundo en busca de trabajo, presentan un microcosmos del cristianismo y reflejan los desafíos de la unidad de la iglesia.

En el complejo de edificios de la Santísima Trinidad el testimonio cristiano es el de una diversidad de culto, desde la solemnidad de un cántico hasta el aplauso gozoso. Cuando termina un servicio, los fieles arreglan rápidamente lo que era un ambiente sobrio de culto protestante transformándolo en un santuario ortodoxo con iconos e incienso. Durante todo el día se proclama la gloria a Dios en una variedad de liturgias.

En Dubai, lo mismo que en todos los Emiratos Árabes Unidos, los cristianos tienen libertad para practicar su religión, pero sólo dentro de los límites de los edificios de sus iglesias o en la privacidad de sus hogares. La primera piedra de la Iglesia de la Santísima Trinidad fue colocada en 1969 por el Jeque Rashid bin Said Al Maktoum, a la sazón soberano de Dubai, que había cedido generosamente la tierra a los cristianos que vivían en su territorio.

Se nombró un capellán que cuidara del bienestar espiritual de los cristianos extranjeros que vivían en Dubai, Sharjah y los Estados Truciales del norte, que era como se llamaba la entidad estatal que precedió a los EAU. El año siguiente, el edificio de la Santísima Trinidad fue dedicado como una iglesia interdenominacional.

La Capellanía de Dubai y Sharjah tiene fuertes vínculos con la tradición anglicana. Pero también hace honor a su vocación interdenominacional y al "hincapié anglicano sobre la hospitalidad", como subraya el actual capellán Rev. John Weir, acogiendo en el complejo de edificios de la Santísima Trinidad a más de un centenar de congregaciones de otras tradiciones, ya sean evangélicas, pentecostales u ortodoxas.

El desafío de la unidad cristiana

La íntima coexistencia en que iglesias de todos los nombres y colores se encuentran en los Emiratos constituye tanto un desafío como una posibilidad de desarrollar un sentido más profundo de pertenencia a una única comunidad ecuménica. "Hasta ahora, lo primero que las iglesias seguido construyen cuando se les asigna un terreno en un nuevo complejo eclesial es una pared que separa su parcela de las congregaciones vecinas", dice el Rev. Rolf Pearson, que trabajó en los EAU como enlace en el Golfo para el Consejo de Iglesias de Oriente Medio (MECC).

"Es triste que, en muchos casos, se construyan las iglesias [en complejos de edificios cedidos conjuntamente a varias denominaciones] separándose unas de otras", reconoció Weir, el capellán anglicano, "mientras que, de hecho, cada iglesia podría estimular a las demás". Y añadió que, al planificar las reuniones para el complejo que se va a construir próximamente, desearía trabajar con otros dirigentes de iglesias interesados, a fin de encontrar un sistema que tenga una mejor orientación ecuménica.

Como los cristianos son una minoría tan pequeña en el país, la sociedad de los Emiratos los ve como una comunidad única. "Necesitamos un diálogo entre cristianos en el Golfo sobre lo que significa ser la iglesia aquí", dijo Catherine Graham, voluntaria comprometida con la congregación anglicana y con la misión para los marinos "Mission for Seafarers" en Dubai, en una reunión celebrada en abril entre una delegación del Consejo Mundial de Iglesias (CMI) y cristianos de varios países del Golfo.

Una esfera en que la que las iglesias podrían colaborar es la de la atención a las necesidades de los trabajadores migrantes. El ejemplo de la misión para los marinos ha demostrado que esto puede granjearles el aprecio y apoyo del conjunto de la sociedad.

Mediante la realización de obras de beneficencia, que constituye una de las funciones de la organización cristiana internacional que atiende a marinos de toda raza y religión en más de 300 puertos de todo el mundo, se recaudaron los 3.650.000 dirhams (unos 99.000 dólares estadounidenses o 64.000 euros) necesarios para construir un barco con el que atender a las tripulaciones de los barcos fondeados fuera del abarrotado puerto de Dubai.

Durante su primer año de servicio, el barco llamado Flying Angel (ángel volador) ha prestado a 3.000 marinos los servicios y asesoramiento de un paramédico y un capellán. En un café internet que hay a bordo los marinos, que frecuentemente no tienen ningún otro contacto con sus familias durante semanas o meses, pueden relacionarse con sus seres queridos. Gran parte de la financiación provino de Emiratenses musulmanes que veían la necesidad de un servicio de este tipo y reconocían la capacidad de la beneficencia cristiana para prestarlo teniendo en cuenta su larga experiencia en el Golfo.

El cristianismo en el Golfo: hechos y cifras

Se calcula que viven hoy de tres a cuatro millones de cristianos en Kuwait, Qatar, los Emiratos Árabes Unidos, Bahrain, Omán y Arabia Saudita. Aunque en muchos países árabes hay minorías cristianas históricas, la presencia cristiana en el Golfo es un fenómeno muy reciente, vinculado estrechamente a la enorme necesidad de mano de obra extranjera que tienen estos países. De hecho, antes de la llegada de algunos misioneros de América del Norte a comienzos del siglo XIX, durante todo el milenio, prácticamente no hay ningún testimonio histórico de cristianos en la región, si bien probablemente hubo anteriormente comerciantes cristianos procedentes de la India.

Según la tradición, el Cristianismo llegó a Arabia por el Apóstol Bartolomeo. Hallazgos arqueológicos y anales antiguos de las iglesias indican una presencia cristiana que se expande por toa la Península Árabe en los tiempos pre-islámicos. Eventualmente, fue suplantada por la nueva fe dominante.

Desde que el repentino incremento de los ingresos del petróleo a partir de 1973 convirtió rápidamente a estos países desérticos y escasamente poblados en exportadores de petróleo y en los países ricos de Oriente Medio, millones de trabajadores procedentes del extranjero han satisfecho la demanda de sus economías en expansión. Actualmente el número de emigrantes es ampliamente superior al de la población local. El ejemplo más extremo es el de los EAU, donde, según el censo de 2005, son nacionales sólo alrededor de la quinta parte de todos los residentes.

Si bien gran parte de los inmigrantes en el Golfo son musulmanes, la afluencia de trabajadores principalmente del Sur de Asia ha elevado notablemente la diversidad religiosa en la región. En lo que respecta a los EAU, por ejemplo, el informe internacional sobre libertad religiosa de 2007 elaborado por el departamento de estado de los EUA indica que los cristianos representan oficialmente el nueve por ciento de la población total, mientras que se calcula que los hindúes son el 15 por ciento, los budistas el 5 por ciento y un 5 por ciento pertenecen a otros grupos religiosos como los parsi, bahá'í y sij.

Sólo en Kuwait y Bahrain hay pequeñas comunidades cristianas con una identidad nacional y todos los estados del Golfo están regidos por la ley islámica. Sin embargo, la legislación sobre la práctica de la religión varía de un país a otro.

En los EAU, la constitución garantiza la libertad religiosa de conformidad con costumbres establecidas, y los cristianos pueden incluso practicar libremente su religión dentro de los complejos eclesiales designados. Los terrenos y el permiso para construir tales complejos los concede el gobernador local de cada emirato.

Dado que una interpretación ortodoxa del Islam considera a los cristianos como "pueblo del libro" (monoteístas que practican una religión abrahámica), las instalaciones para congregaciones cristianas son mucho más numerosas y de mayor tamaño que las de otras comunidades no musulmanas, a pesar de que se calcula que los cristianos representan menos de la cuarta parte de la población no musulmana de los EAU. Aún así, la afluencia continua de migrantes cristianos, unida al rápido crecimiento de la construcción en la floreciente metrópoli de Dubai, hizo que existiera siempre la preocupación por reservar espacios suficientes para el culto.

Algunas iglesias disfrutan de relaciones especialmente buenas con la sociedad indígena y los gobernantes locales. Los católicos romanos, los anglicanos, a causa de la vinculación histórica de los Emiratos con los británicos, y los Ortodoxos indios, que han constituido la columna vertebral del desarrollo en el Golfo, han conseguido hacerse acreedores de la confianza a lo largo de los años. Lo mismo ha ocurrido con la Iglesia Reformada de America, cuyos misioneros han ofrecido atención médica y servicios de educación en la región mucho antes de que se encontrara el petróleo. Los complejos eclesiales en los EAU están dirigidos normalmente por las iglesias históricas, pero acogen también a grupos cristianos menos establecidos.

El servicio de la misión para los marinos es un ejemplo perfecto de cumplimiento del mandato bíblico de los cristianos de buscar el bienestar de la ciudad a la que Dios los ha enviado, que evocó el secretario general del CMI, Rev. Dr. Samuel Kobia, en un sermón pronunciado en la iglesia de la Santísima Trinidaddurante su visita a Dubai: "Debemos aprender a acoger al extranjero, a todo extranjero, en un espíritu de amor y solidaridad; a abrir nuestras relaciones para que no seamos extranjeros sino prójimos".

Las iglesias del Golfo pueden encontrar todavía alguna forma de organizarse para estar a la altura de los desafíos concretos de su situación. Pero los encuentros ecuménicos de los que fue testigo la delegación del CMI dieron pruebas de un entusiasmo alentador y de la disponibilidad para unir sus fuerzas. La mañana misma en que la delegación del CMI abandonó Dubai, el grupo ecuménico local que había preparado la visita, se reunió para establecer grupos de acción encargados de coordinar mejor sus actividades. Uno de sus primeros logros será un programa de capacitación para voluntarios en una organización de servicio cristiano en Omán en otoño.

(*) Annegret Kapp, editora de la web del CMI, es miembro de la Iglesia Evangélica de Württemberg, Alemania.

Galería fotográfica de la visita de la delegación del CMI a Oriente Medio

Miembros de la delegación del CMI a los Emiratos Árabes Unidos:

  • Rev. Dr. Samuel Kobia, secretario general del CMI

  • Sr. Guirguis Saleh, secretario general del Consejo de Iglesias de Oriente Medio

  • Dr. Prawate Khid-Arn, Conferencia Cristiana de Asia, secretario general

  • Sra. Doris Peschke, Comisión de las Iglesias para los Migrantes en Europa, secretaria general

  • Sr. William Gois, Foro de Migrantes de Asia, coordinador regional

  • Rev. Rolf Pearson, enlace del Consejo de Iglesias de Oriente Medio en el Golfo, 1997 2007; Iglesia de Suecia

  • Sra. Carla Khijoyan, oficina del CMI en Oriente Medio