En su reflexión sobre la importancia de la oración, Samson destacó el papel de esta en el establecimiento de una conexión directa entre Dios y la humanidad. Dijo que la oración no era solo una forma de expresar deseos, sino también una fuente de consuelo en tiempos difíciles. Para los cristianos, la oración es un elemento central de su relación con Dios, revela el poder divino y da sentido a la existencia.
“La oración pone a la humanidad en una conversación directa con Dios, manifestando su amorosa bondad y misericordia, especialmente en los momentos más difíciles”, afirma Waweru.
Al hablar del tema de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos —“Amarás al Señor tu Dios…y a tu prójimo como a ti mismo”— Waweru subrayó el vínculo inquebrantable entre el amor por Dios y el amor por el prójimo. Está convencido de que demostrar amor por Dios en la Tierra implica expresarlo a través de la misericordia, la compasión y la buena voluntad hacia los demás seres humanos.
“Amar a Dios es hacer Su voluntad en la Tierra, y expresarla a través de actos de misericordia y compasión por nuestros congéneres”, afirmó.
En el contexto de Kenia, un país con gran diversidad de población y de afiliaciones religiosas, Waweru reconoció el particular desafío que supone acoger el tema del amor por Dios y por el prójimo. Destacó los actuales esfuerzos de los dirigentes religiosos, el gobierno y los ciudadanos para superar los obstáculos y promover la unidad, entre ellos, los eventos de oración que han reunido a varias denominaciones y han insistido en la importancia de la inclusión.
“Para los kenianos, sentirse identificados con el lema del amor a Dios y al prójimo es un reto singular, pero se están haciendo esfuerzos concertados para dejar atrás las divisiones y promover la unidad”, explicó Waweru.
Según Waweru, la verdadera unidad cristiana se hace realidad cuando los individuos manifiestan a través de sus acciones el amor de Cristo a Dios y a la humanidad. Ello implica orar fervientemente y comprometerse con la misión de buscar y levantar a los oprimidos, los menos afortunados y los perdidos, promoviendo los valores de la paz, la justicia y la inclusión.
Ante los conflictos mundiales, los problemas climáticos y la creciente secularización, Waweru subrayó la necesidad de la guía del Espíritu Santo. Alentó a cultivar las mentes jóvenes para que defiendan los valores cristianos, e instó a tutelar a los jóvenes, dado su papel crucial a la hora de “aportar estabilidad y promover la paz”. “El mundo necesita que el Espíritu Santo de Dios nos permita ver a Dios en los demás, y es hora de educar a la juventud para lograr estabilidad a través de los valores cristianos”, añadió.
En estos tiempos difíciles, Waweru ofrece un mensaje de esperanza a los cristianos de todo el mundo, recordándoles el amor eterno de Dios y su promesa de liberarnos de todos los pesares. Alienta la fe y la esperanza, e insiste en que Dios no abandonará a nadie, independientemente de sus circunstancias.
“El amor inefable de Dios está con nosotros desde el principio de los tiempos hasta siempre. Tengan fe y esperanza en que Dios nos liberará de toda ira, tribulación, peligro y necesidad”. afirmó Waweru.