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Odair Pedroso Mateus

Noviembre de 2022: El Rev. Dr. Odair Pedroso Mateus dirigiéndose a la comunidad del personal del CMI durante un acto de despedida en el Centro Ecuménico de Ginebra (Suiza).

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¿Cuáles son algunos de sus mejores recuerdos de sus años en el CMI?

Dr. Pedroso Mateus: Cuando era estudiante en el Instituto Ecuménico de Bossey, en el año 1981, solíamos visitar la sede del CMI una vez a la semana para recibir conferencias sobre los diferentes programas del CMI. Tengo un vívido recuerdo del día en que Michael Kinnamon nos habló de un inminente acuerdo teológico sobre antiguas cuestiones controvertidas como el bautismo, la eucaristía y el ministerio. Ese día, soñé con trabajar al servicio del CMI. Me incorporé al Consejo en 2007, tras siete años de intensa labor ecuménica con la Alianza Reformada Mundial (WARC, por su sigla en inglés), tres de ellos como editor de la revista teológica de la WARC, “Reformed World”.

Dos años más tarde, viajando con el programa de Cartas Vivas del CMI por Uruguay, Argentina, Bolivia y Brasil, tuve una apendicitis que derivó en una peligrosa peritonitis apenas unas horas después de aterrizar en São Paulo con fuertes dolores abdominales.

En el momento en el que me encontraba en una habitación de hospital después de la operación y de dos días en cuidados intensivos, sonó el teléfono: “Hola, Odair, soy Sam Kobia, te llamo desde Nairobi. No te preocupes, vamos a cuidar de ti”. En esos días en los que me sentía tan vulnerable, esa llamada telefónica me ayudó mucho a recuperarme. Sigo estando muy agradecido al exsecretario general del CMI, Rev. Samuel Kobia, por la atención que profesó a las personas que trabajaban bajo su dirección.

Tres años después, en 2012, la Comisión de Fe y Constitución se reunió en Penang (Malasia) para deliberar sobre la nueva versión de un texto sobre el entendimiento común de la Iglesia. Recuerdo el momento en que se decidió por consenso que, efectivamente, aquel documento expresaba una convergencia significativa entre teólogos de distintas tradiciones. Llevados por una gran alegría y gratitud, todos nos pusimos en pie y entonamos el Laudate omnes gentes de Taizé.

Nunca olvidaré las caras y las miradas de los niños y niñas dalit que conocí y fotografié en las afueras de Bangalore en septiembre de 2011, durante los preparativos para la Semana de oración por la unidad cristiana 2013.

La luz que irradiaban contrastaba dramáticamente con la tragedia de la discriminación por motivos de casta que más tarde impediría que pudieran progresar. En los recursos para la Semana de oración por la unidad cristiana 2013 se incluyó la condena de la discriminación por motivos de color de piel, condición social, género, etc. Desde la década de 1960 (mejor dicho: desde los días de la lucha de la Iglesia de la Confesión en Alemania contra el nazismo que están detrás del artículo 1 de la Constitución del CMI), en el CMI hemos aprendido que una búsqueda de la unidad cristiana que se separe de la solidaridad radical con las personas vulnerables puede desembocar en idolatría eclesiológica.

Tampoco olvidaré nunca la imagen, a principios de agosto de 2022, de los niños y niñas, y de sus madres y abuelos, que permanecían de pie, en silencio, esperando en la carretera de Kiev los ataúdes que llegaban del frente de guerra. Al pasar en un vehículo junto a ellos, me pregunté si nuestra teología ecuménica merece el respeto de estos niños y niñas.

Otros colegas míos que trabajan en el CMI en otros ámbitos, como el de la lucha contra el VIH y el sida en los países pobres o el de la protección de los niños y niñas palestinos que crecen bajo la humillación diaria de una brutal expropiación de sus tierras y de su futuro, seguramente podrían contar historias aún más conmovedoras.

Son muchas personas las que hoy se muestran escépticas, cuando no sarcásticas, en relación con la búsqueda de la unidad cristiana, pero los valores y virtudes bíblicos, espirituales y morales que sustentan el movimiento ecuménico moderno encarnado por el Consejo Mundial de Iglesias son muy oportunos y se necesitan desesperadamente en estos tiempos de emergencia climática y de sacrificio de las personas vulnerables.

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Odair Pedroso Mateus in the Bossey chapel

Diciembre de 2019: Rev. Dr. Odair Pedroso Mateus dirigiéndose a los estudiantes reunidos en la capilla del Instituto Ecuménico de Bossey.

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¿Qué recuerdos tiene de los años que pasó en Bossey?

Dr. Pedroso Mateus: Tengo muchos. Permítanme compartir algunos, en primer lugar de la capilla de Bossey, y después, de la Nochebuena y de las clases de teología ecuménica.

Cuando era estudiante de Bossey, me gustaba mucho asistir a las vísperas dirigidas por las hermanas de la Comunidad de Grandchamp. La capilla de Bossey es un lugar fascinante.

Al entrar en la planta baja de la antigua torre en la que se encuentra, entramos también en contacto con la iglesia de todos los tiempos y lugares a través de sus iconos, Biblias en distintos idiomas e himnarios de iglesias de todo el mundo. Al mismo tiempo, la comunión que crece entre estudiantes que viven y estudian juntos no puede no expresarse en la capilla, corazón de la vida de Bossey, en la celebración común de la sagrada comunión.

Una de mis mayores alegrías era preparar la oración de la mañana para la primera y la segunda semana de Adviento y ayudar a los estudiantes a apreciar el alegre himnario protestante de Adviento y Navidad. Esto me lleva a la Nochebuena en Bossey.  

Recuerdo la alegría y la gratitud de los estudiantes de Bossey al marcharse de mi casa después de la medianoche en Nochebuena, año tras año. Algunos de ellos no tenían adónde ir durante esos días o no disponían de recursos para viajar.

Echaban de menos a sus familias mientras soportaban los días grises, fríos, a veces brumosos y muy silenciosos que se cernían sobre Bossey durante las vacaciones de Navidad. En Nochebuena, solía invitarlos a venir a mi casa después de las diez de la noche, una vez que mi familia había concluido su propia celebración, para disfrutar de la chimenea y compartir villancicos y momentos de amistad.

Mis hijas tuvieron el privilegio de crecer experimentando ese tipo de “catolicidad” que nos enseña a oponernos a la xenofobia, el racismo y la discriminación en general.

No olvidaré, en tercer lugar, los beneficios que las presentaciones ecuménicas aportaron a los estudiantes de la clase de teología ecuménica. Un estudiante metodista tenía que presentar la ortodoxia a sus compañeros y compañeras de forma que los estudiantes ortodoxos se reconocieran en la presentación y se sintieran respetados y comprendidos. A los estudiantes católicos se les invitaría a hacer lo mismo con las iglesias evangélicas, y así sucesivamente.

La búsqueda de la unidad cristiana, de un ecumenismo receptivo, requiere la espiritualidad del lavado de pies que, no por casualidad, sustituye a la santa comunión en el cuarto evangelio. Por eso, la 11ª Asamblea del CMI en 2022 llamó a las iglesias a un “ecumenismo del corazón”.

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Odair Pedroso Mateus, Brother Alois, Sister Anne-Emmanuelle

Octubre de 2016: El Rev. Dr. Odair Pedroso Mateus, el hermano Alois, segundo prior de la Comunidad de Taizé, y la hermana Anne-Emmanuelle, priora de la Comunidad de Grandchamp, se reunieron en Lund (Suecia) con motivo de la visita del papa Francisco para inaugurar la conmemoración del 500 aniversario de la Reforma.

En su opinión, ¿cuál es el mayor logro de la Comisión de Fe y Constitución?

Dr. Pedroso Mateus: Hace poco escribí que “a lo largo del siglo XX, ningún otro movimiento o institución encarnó el servicio de la teología a la búsqueda de la unidad cristiana con longevidad y perseverancia comparables a las del movimiento sobre Fe y Constitución de 1910 y la Comisión de Fe y Constitución del Consejo Mundial de Iglesias, que le sucedería a partir de 1948”.

Fe y Constitución, y, después de los años sesenta, un amplio abanico de diálogos bilaterales cuyos resultados se recogen regularmente en la serie “Growth in Agreement” (¡disponible para su descarga gratuita en la biblioteca digital de Fe y Constitución!), han abordado prácticamente todas las cuestiones controvertidas que en el pasado o en el presente amenazan la comunión eclesial, desde la fórmula de Calcedonia del siglo V hasta las cuestiones contemporáneas de la sexualidad humana. Es un gran logro.

El lector se preguntaría entonces: pero, ¿dónde están los resultados concretos de todo esto? ¿Están las iglesias más cerca de la unidad visible tras un siglo de teología ecuménica?

La respuesta inmediata es que no existe un denominador común entre una división heredada del pasado y su sanación siglos después o incluso unos años más tarde. No es difícil dividir; es mucho más difícil superar la división. Es algo que no solo requiere trabajo teológico, sino también voluntad eclesial.

Lo que quiero decir, utilizando el lenguaje teológico tradicional, es que los logros de la teología ecuménica no son ex opera operato. En otras palabras, un logro teológico ecuménico excepcional como “Bautismo, Eucaristía y Ministerio” no produce la unidad visible de la Iglesia por el mero hecho de existir. La eficacia de esos logros teológicos ecuménicos depende de lo que se denomina “recepción ecuménica” por parte de las iglesias que han solicitado esos diálogos.

Así pues, la pregunta es “¿están recibiendo las iglesias los resultados de los diálogos que han encomendado a Fe y Constitución o a través de otras formas de diálogo?” La respuesta subsiguiente es “no mucho”.

Un ejemplo: las iglesias miembros del CMI, con sus diferentes doctrinas y entendimientos de la unidad de la iglesia, solicitaron un estudio sobre los fundamentos de un entendimiento común de la iglesia. El propósito no era reemplazar las diferentes doctrinas de la iglesia, sino poner de relieve sus puntos comunes fundamentales en consonancia con las Escrituras y las tradiciones, para que las iglesias pudieran tomar conciencia de ello y expresar de manera concreta en su vida común en el CMI su crecimiento en una comunidad imperfecta, pero real.

El estudio se realizó y publicó en 2013 con el título “La Iglesia: hacia una visión común”. El Comité Central del CMI lo recibió ese mismo año y lo transmitió a las iglesias miembros para su estudio y acción. Algunas de las iglesias del CMI han respondido oficialmente. A muchas se les pidió que lo hicieran, pero no lo hicieron. Varias publicaciones de Fe y Constitución de los dos últimos años facilitan la recepción de sus resultados.

La pregunta sigue siendo: ¿cómo pueden expresar las iglesias en su vida común en el CMI el hecho de que sus doctrinas sobre la iglesia tienen mucho en común? ¿No necesitamos más de lo que la declaración sobre la unidad de la reciente Asamblea del CMI llamó “ecumenismo del corazón”?

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Odair Pedroso Mateus and his daughters

2003: Rev. Dr. Odair Pedroso Mateus y sus dos hijas Anna Magdalena y Lorena Cecilia.

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¿Qué mensaje le gustaría dejar a la próxima generación de jóvenes teólogos y teólogas?

Dr. Pedroso Mateus: Que, si su pasión por la teología ecuménica impulsa su vocación académica, no se limiten en el futuro a los métodos tradicionales de la teología ecuménica. Siguen siendo útiles, pero necesitan cierta descolonización.

Los jóvenes teólogos y teólogas pueden abrir nuevos caminos. Una forma de avanzar, supongo, puede ser hacer más “arqueología” ecuménica. Me refiero a “excavar” bajo los textos normativos oficiales de las iglesias con el fin de desenterrar elementos de la vida eclesiástica que no encuentran su lugar en los documentos escritos en los que se basa el diálogo ecuménico que se reduce tradicionalmente a la confrontación de reivindicaciones de la verdad como en una antigua quaestio disputatio.

Los diccionarios de idiomas no cumplen con su propósito si se limitan a proponer significados similares para palabras tomadas como equivalentes en dos idiomas. La teología ecuménica es como un diccionario de idiomas. Proporciona equivalencias semánticas cuando puede no haber correspondencias exactas entre las palabras. El hecho de que las palabras de los idiomas que hablan las iglesias no tengan correspondencias exactas debería dejar de ser un obstáculo y percibirse como la promesa ecuménica que reviste la búsqueda de equivalencias semánticas que conecten de diferentes maneras esos léxicos asimétricos.    

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Odair Pedroso Mateus, Thursdays in Black

Enero de 2017: El Rev. Dr. Odair Pedroso Mateus delante de las pancartas de la campaña del CMI “Jueves de Negro: hacia un mundo sin violaciones ni violencia”.

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¿Le gustaría decir unas palabras sobre sus expectativas para el 1700 aniversario desde la convocatoria del Primer Concilio Ecuménico de Nicea?

Dr. Pedroso Mateus: El CMI es un “concilio” o “consejo” (en el sentido más acotado de la palabra, el de proporcionar “asesoramiento”) de iglesias. Fe y Constitución estudió durante varios años la importancia de los concilios de la Iglesia primitiva para el movimiento ecuménico. La 4ª Asamblea del CMI en Upsala llegó a evocar el sueño de que un futuro concilio universal hablara un día en nombre de todo el mundo cristiano. Fe y Constitución describió en su día la unidad visible como una “comunidad conciliar” mundial de iglesias localmente en comunión unas con otras.

Esto significa que la conciliaridad es una dimensión importante del camino de las iglesias hacia la unidad visible. Pero hay más. Los primeros concilios, llamados “ecuménicos” en el sentido de concilios de toda la Iglesia, realizaron importantes definiciones doctrinales que siguen siendo indispensables para la unidad cristiana. En el caso particular del Concilio de Nicea, las iglesias acordaron que el Padre y el Hijo comparten la misma divinidad y adoptaron un Credo que así lo declaraba. También aprobaron un método para fijar la fecha de la Pascua.

La celebración del 1700 aniversario de ese concilio es, por tanto, una significativa oportunidad ecuménica para hacer balance y avanzar en la búsqueda de la unidad en la fe. Es también una oportunidad para afrontar juntos el reto de dar sentido a la fe católica en la actualidad y en el futuro, tanto en contextos poscristianos como en los contextos de emergencia de nuevas denominaciones y nuevas formas de ser iglesia que engloba la noción de cristianismo mundial.

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Odair Pedroso Mateus in Bossey

Julio de 2011: El Rev. Dr. Odair Pedroso Mateus interviniendo durante un curso interreligioso en el Instituto Ecuménico de Bossey.

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¿Hay algún pasaje bíblico, cita o poema que recuerde especialmente en estos días?

Dr. Pedroso Mateus: Durante los preparativos de la última Asamblea del CMI, mantuve presente la escena descrita en Mateo 9:36: “Y cuando vio las multitudes, tuvo compasión de ellas porque estaban acosadas y desamparadas…”.

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Odair Pedroso Mateus, Julio de Santana

Septiembre de 2018: El Rev. Dr. Odair Pedroso Mateus saluda a su amigo de toda la vida y mentor Julio H. de Santa Ana durante un acto en la sede del CMI en Ginebra (Suiza).

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