Oleksandra Kovalenko, miembro de la delegación ucraniana en la 11ª Asamblea del CMI, celebrada en Karlsruhe en 2022, describió cómo, tradicionalmente, la Pascua es una de las fiestas más importantes de Ucrania, con un significado no solo religioso, sino también profundamente cultural.
“Incluso las personas no creyentes suelen prepararse para la celebración elaborando el tradicional pan de Pascua, el pan paska, y decorando los huevos”, explica.
En los últimos años, los momentos habituales de celebración eclesiástica han cambiado: debido al toque de queda, no es posible celebrar la liturgia de Pascua a medianoche, por lo que el servicio se celebra al amanecer.

Oleksandra Kovalenko, miembro de la delegación ucraniana en la 11ª Asamblea del CMI en Karlsruhe en 2022.
Dolor y alegría
“He estado reflexionando mucho sobre los últimos tres años, y sobre cómo las emociones que se experimentan en este día han ido cambiando en su transcurso ¾ya que es la cuarta Pascua que celebramos en un contexto de guerra a gran escala¾ , desde la total confusión e incredulidad del primer año, pasando por la tristeza y esperanza del segundo, hasta la aceptación gradual de la realidad en el tercero, y ahora, el dolor y el cansancio que se entremezclan con la alegría y gratitud apacibles de la Pascua”, dijo.
Son muchas las personas ucranianas que han perdido a sus seres queridos a causa de la guerra.
“En las últimas semanas han muerto varias decenas de civiles como consecuencia de los ataques rusos con misiles y drones: personas jóvenes y ancianas, hombres, mujeres y niños”, afirmó Kovalenko. “Vemos sufrimiento y destrucción de vidas a diario, y ningún lugar se siente lo bastante seguro como para escapar de esta realidad”.
Añadió que espera que el Consejo Mundial de Iglesias (CMI) ore por la paz justa y duradera para Ucrania, por la sanación y el consuelo para todas las personas que han sufrido la pérdida de sus seres queridos, por aquellas personas que están heridas y lastimadas, por las que están en cautiverio, por que los niños y niñas que fueron sacados a la fuerza de sus hogares y sus familias para llevarlos a orfanatos rusos regresen a su hogar. “Por todas las personas que se encuentran en una situación difícil, dolorosa e inverosímil”, dijo Kovalenko. “Por favor, oren por nosotros, permanezcan con nosotros y ayuden a quienes puedan ayudar desde su posición. Es muy importante que sepamos que no estamos solos en esta batalla”.
Valentyn Hrebennyk, egresado del Instituto Ecuménico del CMI en Bossey, y actualmente presbítero de la Iglesia Ortodoxa de Ucrania, pasó el día de Pascua en oración, celebrando los servicios ortodoxos especiales de Semana Santa, como son los maitines, las vísperas y las liturgias. “Oraciones, lecturas del Evangelio, reflexiones con los feligreses: todo ello ayuda a concentrar la mente en la historia de la pasión de Cristo y su futura Resurrección, tan relevante para los ucranianos de hoy en estos momentos en los que, cada noche, los drones rusos sobrevuelan nuestros tejados en busca de nuevas víctimas”.

Valentyn Hrebennyk, presbítero de la Iglesia Ortodoxa de Ucrania y egresado del Instituto Ecuménico del CMI en Bossey.
Tras la invasión rusa, Hrebennyk describe la vida en una nueva realidad que tiene la siguiente rutina: ataques rusos con misiles o drones, sirenas, refugios y funerales de los defensores de Ucrania. “Y, por supuesto, en este cuarto año de guerra nuestros feligreses necesitan mucha más empatía y apoyo de sus sacerdotes incluso que antes”, dijo. “Durante los tiempos del comunismo ateo, entre los creyentes ucranianos era muy popular una frase: 'Cristo ha resucitado; Ucrania resucitará'”.
Por ese motivo, el mensaje de alegría de la Pascua y la luz de Cristo que llegó tras un periodo de sufrimiento y oscuridad es muy importante para los fieles ucranianos, dijo Hrebennyk. “Nos da esperanza y valor para seguir luchando contra el pecado y las fuerzas invasoras”, afirmó.
Hrebennyk también tenía serias preocupaciones prácticas durante la Semana Santa: la seguridad de las personas. “El Domingo de Ramos, los rusos atacaron el centro de la ciudad de Sumy con dos misiles balísticos. “Mataron a 35 civiles, entre ellos dos niños, e hirieron a 117, entre ellos 15 niños”.
Algunas de las víctimas fueron personas que volvían del servicio religioso. “Por eso, antes del servicio de Pascua tuve que asegurarme de que nuestro refugio bajo la iglesia pudiera albergar a mucha más gente de lo habitual si se producía una alerta aérea”, dijo. “Pero, por suerte, no fue necesario”.

Servicio de Pascua en la Iglesia de la Asamblea de los Santos de Kiev, Kiev, Ucrania, 20 de abril de 2025.
Más unidad
Hrebennyk cree que, más que nunca, las personas deben estar unidas en la fe, los valores y el compromiso. “Este año todos hemos celebrado juntos la Pascua”, dijo. “Así que ahora, además de celebrar juntos, trabajemos juntos arduamente”.
Cree que las personas cristianas no deben ser indiferentes ni tolerar el mal y los crímenes. “Descuidamos la voz profética de las iglesias. Así pues, ¡recuperemos la valentía de los antiguos mártires cristianos! Designemos inequívocamente el mal como mal, el pecado como pecado y el crimen como crimen”.
Hrebennyk pidió al Consejo Mundial de Iglesias que orase por el fin de la guerra y por una paz justa para Ucrania. “Pueden orar por los defensores ucranianos, por las personas que pasaron la Pascua en las trincheras del frente, protegiendo a nuestro país, nuestro pueblo y nuestra identidad ucraniana de la destrucción”, dijo. “Pueden orar por los prisioneros de guerra ucranianos, por los ucranianos que están bajo la ocupación rusa; por todas las personas que padecieron y están padeciendo las torturas rusas, como ocurrió en Bucha, Irpin, Izum, y como ocurre ahora en los territorios ocupados”.
Hrebennyk también pide a la gente que ore por los niños y niñas ucranianos que fueron deportados a la fuerza a Rusia, y por su regreso con sus padres ucranianos. “Pueden orar por nuestros civiles, que intentan llevar una vida normal bajo la amenaza de los ataques con misiles”, dijo. “Pueden orar por los refugiados ucranianos y los desplazados internos que han perdido sus hogares y tratan de encontrar su lugar en el nuevo entorno”.
También señaló que es necesario orar por la ecología ucraniana, ya que la presencia de miles de minas ha causado grandes daños. “Hay muchas cosas por las que orar”, dijo Hrebennyk. “Pero, una vez más, no necesitamos solamente sus oraciones, sino también sus actos y sus voces unidas en la demanda ecuménica de justicia y paz”.