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La declaración de la conferencia establece un marco de responsabilidad y respuesta ante el desplazamiento forzado de la población armenia en 2023 y la destrucción de su patrimonio sagrado que está teniendo lugar. 

“La conferencia es una respuesta al llamado de la Iglesia Apostólica Armenia, y fue organizada por el Consejo Mundial de Iglesias y la Iglesia Protestante de Suiza, que reconocen el vínculo inextricable entre el patrimonio cultural, la identidad y la justicia”, afirma la declaración. “Esta reunión celebrada en Berna representa un compromiso colectivo con decir la verdad, con la preservación de la memoria y con la acción internacional coordinada para salvaguardar el legado compartido de la humanidad”.

La declaración reconoce el desplazamiento forzado de más de 120 000 armenios étnicos de Artsaj/Nagorno Karabaj tras el asalto militar y el bloqueo de septiembre de 2023. “Somos testigos de la eliminación de milenios de presencia cristiana armenia en la región y de la destrucción generalizada de iglesias, cementerios, monumentos y otros lugares sagrados y culturales, tal como lo documentan entidades independientes como Caucasus Heritage Watch, Save Armenian Monuments, Monument Watch y otros actores en el ámbito cultural”, señala el texto.

“Basándonos en las opiniones de expertos y profesionales internacionales en derecho, reafirmamos que la destrucción del patrimonio cultural constituye una violación del derecho internacional humanitario y puede considerarse un crimen contra la humanidad, y también ser indicativo de intención genocida”.

La declaración hace un llamado a la comunidad internacional para garantizar la rendición de cuentas y cumplir con sus mandatos para la protección del patrimonio cultural y religioso.

“También afirmamos el derecho al retorno de las poblaciones desplazadas a sus tierras ancestrales en condiciones de seguridad, dignidad y no discriminación”, afirma el texto. “Como iglesias y comunidades religiosas, creemos que proteger el patrimonio no consiste solo en proteger los monumentos, sino también la expresión viviente de la fe, la identidad y la memoria”.

Líderes religiosos de las tradiciones cristiana, judía, musulmana y yazidí unieron sus voces en la conferencia para afirmar que preservar el patrimonio religioso es una expresión de su humanidad compartida y un camino hacia la reconciliación.

“Subrayamos el papel de la colaboración interreligiosa en la sanación, la reconstrucción de la confianza y la promoción de la dignidad de todas las personas afectadas por el desplazamiento, la guerra y la limpieza cultural”, dice el texto, que pide una acción internacional coordinada en muchos frentes. “Proteger el patrimonio puede ser una fuente de reconciliación”.

La declaración expresa agradecimiento a aquellas personas que compartieron testimonios de desplazamiento, valentía y resiliencia, especialmente a los sobrevivientes y representantes de las comunidades armenias de Artsaj/Nagorno Karabaj.

“Que esta declaración sirva como testimonio de nuestra responsabilidad compartida y como un documento vivo de solidaridad, conciencia y compromiso”, concluye el texto. “El patrimonio de Artsaj/Nagorno Karabaj no pertenece solo a la población armenia, sino también a toda la humanidad, y es nuestra responsabilidad colectiva protegerlo”.